El Real Zaragoza, último en la clasificación con 12 puntos, ha cerrado la peor primera vuelta de su historia desde la temporada 52-53, en la cual descendió a Segunda, y llega a 100 jornadas como colista de Primera División. Y la desventaja respecto a la frontera con la permanencia supera los dos partidos (siete al cierre de esta edición, ocho si ganó el Sporting al Villarreal anoche). ¿Cómo alimentar las esperanzas de salvación? ¿Cuál puede ser el clavo ardiendo? Sin duda, el arma más poderosa que ahora puede tener el Zaragoza es La Romareda, un espíritu que tantas veces lo ha impulsado hacia la gloria o lo ha rescatado del desastre.
La inmediata visita al Bernabéu asoma como un imposible: sólo el mejor Barcelona de la historia ha sido capaz de triunfar allí esta temporada, el Madrid ha ganado el resto de sus partidos (ocho de Liga, tres de Champions y dos de Copa). Nada que perder, toda una vida que ganar. Alzando la vista hacia el horizonte, el Zaragoza tendrá por delante 18 partidos de Liga, 10 de ellos en casa. Si Jiménez y sus futbolistas son capaces de hacerse fuertes al calor de La Romareda, como tradicionalmente ha sido el Zaragoza, la salvación dejará de ser una utopía...
De esos 10 partidos, al menos la mitad son contra rivales directos por la permanencia a día de hoy: Rayo, Betis, Villarreal, Granada y Racing. Además, Osasuna y Levante, ahora en puestos europeos, serían a priori oponentes ante los que poder competir de igual a igual. Mientras que Atlético, Athletic y, sobre todo, Barcelona serían los más difíciles. Si el Zaragoza no es capaz de agarrar la mayoría de los puntos en La Romareda, el descenso será un destino inexorable.
Jiménez afirma que el objetivo es la salvación, sí, pero sobre todo intentarlo: "Si no luchamos hasta el final, no merecemos el respeto de nadie" (AS, pasado viernes). Quizá porque ha analizado el calendario: supuestamente, es favorable en el último mes de competición.
Via: Jorge Solans - as.com
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