sábado, 7 de enero de 2012

Año nuevo, mismas sensaciones

Era el día marcado en el calendario. había que ganar si o si, no se podía fallar o nos descolgábamos de la lucha por la salvación. Primer partido del año, entrenador nuevo y tras la salida del capitán y del eje del Real Zaragoza Leo Ponzio, el conjunto aragonés se enfrentaba al segundo peor equipo de la liga, el Racing de Santander. Como cada fin de semana, me he sentado en el sofá con la esperanza, cada vez más utopía, de ver ganar a nuestro Real Zaragoza o por lo menos de anotar un gol pero creo que, por primera vez en mi vida, la realidad es más terrorífica que mis pensamientos y es que, en el momento en el que estoy escribiendo esta crónica, el Real Zaragoza se encuentra último en la tabla y a siete puntos de la salvación y estos jugadores llevan más de 3 meses sin marcar un gol de jugada.
Manolo Jimenez debutaba en el banquillo del Real Zaragoza

Antes de que comenzara el partido me he sentado en el sofá sabiendo que ambos equipos no tienen armas futbolísticas para realizar un partido entretenido, en definitiva, iba a ser muy aburrido.
El encuentro comenzó con un dominio abrumador del conjunto cántabro sobre los nuestros y en el segundo 11 llegó la primera ocasión del Racing de Santander cuando Arana, que volvió loco al jabalí Paredes los 90 minutos, puso un centro que Meira acabó repeliendo. El Real Zaragoza no despertaría hasta el minuto 20 más o menos cuando comenzó a mover la pelota y a crear algo de peligro. A pesar de que ya estamos en 2012, el Real Zaragoza siguió fiel a la tradición de recibir un gol en los minutos finales de la primera parte. Ese gol llego en el minuto 46 con un córner que bota Diop y Bernardo peina haciendo inútil la estirada de Roberto. Así llegábamos al descanso, hundidos, derrotados, golpeados una vez más en los últimos minutos y a 6 de la salvación.
El principio del segundo tiempo no parecía que fuera a cambiar a pesar del cambio que realizó Jiménez. Se marchó Juan Carlos del campo, que no estaba dando todo lo que podía, y entró Rubén Micael que aportó un poco más de llegada y de posesión. A pesar de ese cambio y del de Pablo Barrera por Antonio Tomás, el Real Zaragoza no mostró ningún tipo de ofensividad y el Racing, a la contra, era más peligroso en las llegadas.
El mejor momento del Real Zaragoza llegó con la entrada de Edu Oriol que sustituyó a Ángel Lafita. Este cambio, acompañado de la propia inercia del fútbol que obligaba al Racing a encerrarse, proporcionó al Real Zaragoza sus mejores minutos con varias llegadas de Luis García y un tiro al larguero de Edu Oriol. El dato terrorífico del partido es que el primer tiro a puerta y el primer corner para los maños llegaron en estos últimos 10 minutos.

Es evidente que con cambiar el entrenador no es suficiente, que es necesario una revolución invernal, que en vez de incorporar directivos debemos comenzar a fichar jugadores antes de que sea demasiado tarde (espero que no sea demasiado tarde ahora) y cambiar otras cosas.
Lo que menos me ha gustado de este partido, además del juego del Real Zaragoza, ha sido el enfado injustificado de Ángel Lafita al ser sustituido. Me parece vergonzoso que un jugador que está muy por debajo de su nivel y sea un zombie en el campo tenga la cara de irse del campo echando pestes. Un consejo Ángel: Menos hablar y más jugar, que sabemos que puedes hacerlo.

Hoy por hoy, ser zaragocista es un sufrimiento. En mi vida vi un equipo peor que este pero sigo confiando en la salvación, aunque solo sea por cabezonería. La semana que viene, pese a todo, seguiremos aquí, sufriendo con el Real Zaragoza, muriendo con él pero con la ilusión del primer día.

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