jueves, 5 de enero de 2012

El Zaragoza se desgaja.


El brazalete como síntoma. No hace tanto, en julio de 2009, Alberto Zapater desparramaba sentidas lágrimas en el campo de Navaleno (Soria), donde el equipo realizaba la pretemporada, porque alguien del cuerpo técnico le dijo que parara, que el Zaragoza le había traspasado porque necesitaba el dinero. Zapater, aragonés y zaragocista, sollozaba porque era el capitán, porque sentía el escudo, porque no quería irse. Desde entonces, ese brazalete lo han recogido Ayala, Gabi y Leo Ponzio. Al primero le rescindieron el contrato "por falta de compromiso con el equipo", como señaló el entonces entrenador José Aurelio Gay; el segundo se marchó al Atlético después de ser clave en la salvación del curso pasado; y el tercero se despidió ayer entre lágrimas porque prefiere el River, en la Segunda División argentina. Señal de que el Zaragoza se desgaja, sin dinero, sin puntos y sin un líder.

Desde la época de Marcelino (2008), que señaló a unos cuantos y después los sometió a votación del grupo, en el vestuario no se escoge al líder, sino que viene dado porque ya estaban en la terna de los capitanes, como es el caso de Ponzio, que era el segundo el año anterior y que sin que se sometiera a referéndum cogió el brazalete este curso. Ahora le relevará Paredes, que asume el cargo con pleno compromiso. Algo de lo que presumió -y demostró- Ponzio hasta que dejó de hacerlo. "Mala noticia porque el Zaragoza no está sobrado de líderes", conviene Juan Señor, futbolista del club de 1981 a 1990. "Ponzio era un referente, clave en la salvación del año anterior y un puntal en el medio del campo", agrega Xabi Aguado, de 1990 a 2003. "Es un golpe porque Ponzio era la estabilidad. Una pérdida porque hay una gran batalla y se ha perdido al soldado líder. Pero es que ya no hay ligadura con el club", añade Andoni Cedrún (1984-1996)
Via: JORDI QUIXANO - elpais.com

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