Desde que aterrizó en noviembre en La Romareda, Aguirre ha estructurado siempre a su equipo en un 4-1-4-1, con pequeños matices en función de los futbolistas elegidos para la segunda línea de ataque. La visita al Camp Nou supuso la única excepción: el Zaragoza se asentó en una defensa de tres centrales, con Jarosik escoltado por Lanzaro y Da Silva. Aguirre planea retomar esa fórmula mañana en El Madrigal, donde se encontrará con un rival de similares características.
La decisión no sirvió para empatar o ganar ante el Barcelona, pero generó un equipo sobrio y honroso que murió de pie: derrota dulce o sin sangre...........leer más
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