El Zaragoza va a afrontar un terrible esprint de siete partidos con el desafío de darle caza al Villarreal, que se mantiene a cuatro puntos. Aunque sigue por detrás y el sábado por la noche debió asimilar el contundente resultado contra el Barça, lo hace imbuido del optimismo que le deja su actuación. El Sevilla espera el jueves en el Pizjuán y ayer el equipo hizo un entrenamiento de recuperación presidido por el buen humor y la general impresión de que el 1-4 no ha dejado secuelas morales ni, desde luego, deportivas.
Si acaso, quedan como consecuencia las sanciones de Jiménez y Abraham por sus expulsiones. Pero, incluso en ese apartado, el equipo acertó a sobreponerse a la frustración que acumuló por las decisiones de Turienzo Álvarez. Y evitó entrar en una espiral que hubiera podido tener consecuencias disciplinarias muy negativas para un equipo que debe jugarse la vida en siete partidos.
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Via: Mario Ornat - as.com
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