El domingo 15 de mayo nos jugábamos la vida deportiva, de nuevo nos la volvíamos a jugar.
El partido era de esos que suelen decir , que teníamos más que perder que que ganar.
Podíamos perder la categoría, de hecho de haber caído derrotados estaríamos en segunda. Pero no fue así, ganamos con sufrimiento, con mucho sufrimiento,con muchos nervios todos los nervios, pero ganamos.
Este fin de semana he querido no pensar en el partido, la verdad es que después de lo del miércoles y la dolorosa derrota en Anoeta, lo veía todo muy negro, demasiado.
Pero el tiempo pasaba, los días pasaban y me iba animando, más por corazón que por propio convencimiento.
Al comenzar el partido, los nervios ya me habían capturado, notaba mi corazón acelerado, mi cabeza a punto de explotar, no exagero cuando os digo que por momentos, de pie delante de la pantalla gritaba al televisor como si en la Romareda estuviera.
Se sucedían las oportunidades, pero no inquietábamos mucho a Kameni, el tiempo pasaba y todo , casi todo seguía igual en todos los campos, había que marcar un gol, pero llegó el descanso y el cero a cero seguía en el marcador.
Antes de este el Espanyol tuvo su oportunidad, pero Leo Franco tenía el día de cara, se ve que el amigo Murphy del que hablaba en mi escrito anterior se despistó, y estando solo ante él Callejón , pudiendo haberlo batido , pero Leo la detuvo, ¿suerte? tal vez. Yo así lo creo.
En la segunda parte, más de lo mismo, ..........leer más
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